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Manuel García | Hoy me he levantado con la desagradable sorpresa de encontrarme que algún conductor había frenado esta noche su coche con el mío. Mi primera reacción fue buscar alguna seña que le identificara con la idea de ponerme en contacto con él y dar un parte amistoso al seguro, iluso de mí. Por más que busqué no encontré papel alguno.
Desde que tengo recuerdos, mis convicciones me acercan al humanismo  más que a otros pensamientos y posiblemente mi frustración se acumula más por la acción de la huida del cobarde que por el hecho de haberme destrozado todo un lateral del coche.

Me he llevado todo el día esperando alguna señal del individuo, que arrepentido decidiera actuar como cualquier persona actuaría en su caso: identificarse y asumir las consecuencias de su error.

Una equivocación la tiene todo el mundo y probablemente dadas las fechas en las que nos encontramos, esta equivocación puede tener algo que ver con el exceso de etanol. De otro modo no me explicaría cómo en mitad de una calle alguien puede colisionar con otro coche de la manera que alguien lo ha hecho con el mío.

El ser humano es el que tiene la capacidad de elegir entre lo bueno y lo malo en función de su educación. La razón es lo que nos hace hombres y el desuso de la misma nos acerca a las cavernas, por lo tanto, he sido optimista en cuanto a la condición de este homínido que pasea sus pezuñas por Pilas.

Y es que, desgraciadamente para todos, en Pilas aún hay un cavernícola. Un tipo que el logro más importante de su existencia es respirar sin atragantarse, y que amparado por la cobardía y la impunidad que proporciona la noche, campa a sus anchas con el remordimiento que puede tener un cocodrilo después de haber actuado como su naturaleza le permite.

Después de comentar con algunas personas los logros de este humanoide, he descubierto no sin decepción que la noticia habría sido que me hubiera dejado un papel en el limpiaparabrisas con su contacto. Siendo así, mal camino llevamos cuando nos parecen tan naturales cosas como éstas y otras parecidas.

Por cierto, si veis un coche rojo bastante arañado en prácticamente la totalidad de la parte izquierda (la del piloto) y con el espejo retrovisor probablemente arrancado, si lo estimáis oportuno, le cogéis la matrícula y me lo hacéis saber, pues ese es probablemente el cavernícola.


Felices fiestas, incluso para los animales.





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