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Manuel García | Después de la aplicación de la nueva reforma laboral, la Real Academia de la Lengua va a tener que modificar algunas acepciones de palabras o conjuntos de palabras. Para que luego digan que el español no es una lengua viva.

Trabajador: ú.t.c.e (úsese también como esclavo) individuo generalmente molesto pero lamentablemente imprescindible para la consecución de los objetivos empresariales que puede ser usado dónde y como sea al antojo del empresario y que encima tiene la mala costumbre de querer cobrar un salario. Si el empresario decide que es muy feo puede prescindir del esclavo por una limosnita.

Vacaciones: (del latín vacans, “estar desocupado”) Periodo improductivo para la empresa. Antiguo derecho laboral a extinguir por rebajar la productividad del esclavo, perdón, del empleado.

Desayuno: costumbre que tienen los trabajadores para perder media hora en el bar.

Convenio colectivo: conjunto de chistes de mal gusto que evitaban que el empresario hiciera lo que le diera la gana.

Sueldo: véase salario.

Convenio laboral: dícese de las imposiciones que redacta un empresario y que asienten los representantes locales (antiguos sindicatos) de los esclavos.

Clase media: expresión en desuso que tiende a desaparecer. Antigua Clase generalizada en España.

Indemnización por despido improcedente: palabras retiradas. No merece la pena saber lo que era.

ERE: forma barata de llevarse el centro de producción de alguna multinacional hacia algún país subdesarrollado y aumentar la productividad de la compañía. (Ver ERE de Telefónica).

Productividad: conjunto de indicadores que no los tienen claros ni el que los calcula, pero que por lo visto en España son muy malos. Estos factores no tienen en cuenta las horas extras sin remunerar de muchas empresas, los contratos a media jornada de ocho horas de duración, empleados sin asegurar, etc.

Salario: (del latín salarium) otro chiste de mal gusto.


Las propuestas serán llevadas a cabo por mayoría parlamentaria te gusten o no, así que ya sabes, ve cambiando la forma de entender las cosas pues no te queda otra cosa más que el derecho al pataleo.

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