29/01/2013 | Mientras disfruto viendo a dos históricos de la talla del Athletic de Bilbao y del Atlético de Madrid jugarse el pase a las semifinales de la Copa del Rey en un intenso encuentro, reparo sobre lo efímero del éxito en el deporte. La historia tantas veces repetida.
Antonio Cejas @AntonioCejas |
Artículos de Opinión
29/01/2013 | Mientras disfruto viendo a dos históricos de la talla del Athletic de Bilbao y del Atlético de Madrid jugarse el pase a las semifinales de la Copa del Rey en un intenso encuentro, reparo sobre lo efímero del éxito en el deporte. La historia tantas veces repetida.
Beñat, el que fuera motor del Betis en los últimos años y que retornó a su tierra para triunfar en el Athletic de sus amores, otra vez presencia el partido desde el gélido banquillo. Para colmo, sabiendo que son mínimas sus opciones de contar, siquiera, con unos minutos de juego en la segunda parte. Ernesto Valverde, su entrenador, lo ha relegado a un papel secundario cuando la temporada pasada era referente e ídolo en Heliópolis.
Una reflexión que me lleva irremediablemente a ponerme en la piel de Pepe Mel. Llegó al Betis de su alma en el verano de 2010, lo subió en 2011 a Primera, lo clasificó en 2013 para Europa y lo abandonó por la puerta de atrás escasos meses después de ese enorme éxito. Pasó de encarnar al ‘hombre milagro’ a despedirse, entre una convulsión social con pocos precedentes, como el culpable de todos los males del club según sus rectores.
Al menos, a Mel le queda el regusto de sentir todo el cariño de la afición verdiblanca, casi unánime en un mismo grito desesperado por evitar que lo despidieran. Pero lo que las hemerotecas guardarán es que el técnico madrileño fue cesado de su cargo porque el Betis iba el último de la clasificación, echando por tierra la memoria bañada de gloria de sus años precedentes.
Caso, salvando las enormes distancias, muy similar al de José María del Nido en el Sevilla. El presidente que elevó al centenario club de Nervión a sus más altas cotas, el que conquistó Europa con la inestimable colaboración de los inolvidables Kanouté, Luis Fabiano, Jesús Navas, Daniel Alves, Adriano, Antonio Puerta…
El mismo que ahora, por culpa de la corrosiva ambición por la que quien más tiene más ansía tener, se ha visto despojado del bastón de mando por la sentencia del ‘caso Minutas’. Y enfilará el camino de la cárcel en muy pocos días salvo que le sea concedido ‘in extremis’ el indulto milagroso. De superar al mismísimo Ramón Sánchez Pizjuán en el imaginario sevillista como el mejor presidente de la historia del Sevilla, a ser recordado en un futuro por ser el primer presidente de un club de fútbol que acaba, salvo sorpresa mayúscula, en prisión.
Escarmentado por tantos mitos caídos, me reafirmo en mi devoción más profunda hacia los antihéroes, aunque me vaya un poco por las ramas. Como Woody Allen, el de la triste figura, la persona a la que todo le sale mal pero que es “lo suficientemente feo y lo suficientemente bajo como para triunfar por mí mismo” (Allen dixit).